Hemos pasado por esas situaciones en las que estamos contra una espada y una pared, nos colocan sin previo aviso o nos paramos ahí por todos esos motivos freudianos que no comprendemos.
Hace un par de semanas estaba ahí. Sin saber que decir, por que hay veces en que en realidad no se debe de decir nada. Sin embargo mi mayor defecto y virtud como persona, siempre me impulsa a hacer y decir lo que se tiene que hacer o decir sin importar sea lo que yo desee. Creo que de cierta forma la sinceridad es algo que puedes utilizar a tu favor para deslindarte de ciertas circunstancias que no deseas pasar o quedar siempre como la persona sincera que prefirió decir las cosas aunque dañaran, a la persona que mintió y daño aun mas. De igual forma he tenido que estar en ambas posiciones y debo decir que ninguna es buena, sin embargo soy “la persona sincera” que deja de quedar mal en cierto momento, aunque lo que haya dicho sea hiriente, inapropiado o innecesario.
Todo esto me ha causado desvelos las últimas noches. Se de algo que no soy, y no soy orgullosa, se arrepentirme de corazón, se pedir disculpas y un perdón, pero por lo que no debo de arrepentirme me mantengo firme, pesen las consecuencias o no. Y no se ahora en que lugar del tablero colocarme pues todo es un juego, sentimientos que se pueden herir hay, empero no míos y si pienso demasiado las cosas, no pareceré yo cuando muevan mi pieza, y si siento mas en vez de pensar no quedare nunca conforme.
Nunca pensé en que una situación en la que actúe con la cabeza fría y razonando, me llevara a ser hipócrita. No conmigo misma, eso jamás, pero si con los principios y actitudes que he impuesto y defendido ante muchas personas que no son propiamente míos, solo impuestos.
Es una contradicción que nunca pensaba afrontar, aunque si lo pienso hasta llegar a una manera retorcida y conveniente de actuar, me podría solucionar la vida, pero no es el caso.
Además ahora las cosas poco a poco se calman. Al final no hice ni un mal, ni un bien, todo sigue siento relativamente igual como antes de que llegara a decir cosas que no debí decir aunque tenía que decir.
Esto en parte es para justificarme, sí, es eso y lo admito, he vuelto a cometer el mismo error pero viendo como mi esfuerzo por reparar el daño que no habia causado ha sido nulo, ya no importa.
Vive como puedas con lo que tengas!
Hace un par de semanas estaba ahí. Sin saber que decir, por que hay veces en que en realidad no se debe de decir nada. Sin embargo mi mayor defecto y virtud como persona, siempre me impulsa a hacer y decir lo que se tiene que hacer o decir sin importar sea lo que yo desee. Creo que de cierta forma la sinceridad es algo que puedes utilizar a tu favor para deslindarte de ciertas circunstancias que no deseas pasar o quedar siempre como la persona sincera que prefirió decir las cosas aunque dañaran, a la persona que mintió y daño aun mas. De igual forma he tenido que estar en ambas posiciones y debo decir que ninguna es buena, sin embargo soy “la persona sincera” que deja de quedar mal en cierto momento, aunque lo que haya dicho sea hiriente, inapropiado o innecesario.
Todo esto me ha causado desvelos las últimas noches. Se de algo que no soy, y no soy orgullosa, se arrepentirme de corazón, se pedir disculpas y un perdón, pero por lo que no debo de arrepentirme me mantengo firme, pesen las consecuencias o no. Y no se ahora en que lugar del tablero colocarme pues todo es un juego, sentimientos que se pueden herir hay, empero no míos y si pienso demasiado las cosas, no pareceré yo cuando muevan mi pieza, y si siento mas en vez de pensar no quedare nunca conforme.
Nunca pensé en que una situación en la que actúe con la cabeza fría y razonando, me llevara a ser hipócrita. No conmigo misma, eso jamás, pero si con los principios y actitudes que he impuesto y defendido ante muchas personas que no son propiamente míos, solo impuestos.
Es una contradicción que nunca pensaba afrontar, aunque si lo pienso hasta llegar a una manera retorcida y conveniente de actuar, me podría solucionar la vida, pero no es el caso.
Además ahora las cosas poco a poco se calman. Al final no hice ni un mal, ni un bien, todo sigue siento relativamente igual como antes de que llegara a decir cosas que no debí decir aunque tenía que decir.
Esto en parte es para justificarme, sí, es eso y lo admito, he vuelto a cometer el mismo error pero viendo como mi esfuerzo por reparar el daño que no habia causado ha sido nulo, ya no importa.
Vive como puedas con lo que tengas!