sábado, 22 de enero de 2011

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soy la muerte que se arrastra

que te lleva

que te inunda y te consuela

soy la muerte escultura oscura

de dientes amplios

y cavidades sueltas

soy la muerte, tortura placentera

soy la muerte antigua

añejada y nueva

me siento sobre tus piernas

y en la mesa pongo el vino

que se toma con piedras

soy la muerte y danzo contigo

todo el día hasta que el último suspiro

soy la muerte y bella me distingo

que contigo no hay prisas

mientras mueras conmigo.

martes, 11 de enero de 2011

tres veces

Me abro mucho, me cierro mucho, me expando, me contraigo y nada y todo sigue igual, pero diferente. No cabe duda tampoco en ello, la construcción de nosotros, es lo mismo que el vacio que nos rodea.
Estoy, pero no. ¿Cómo explicar la faceta exacta en que todo cambia?, y si el cambio equivale a algo nuevo, entonces, por que mirarlo así, como algo que se transforma, si no queda nada de lo que era antes. Eso de lo dialectico es una escusa para no cambiar. Es al contrario, regresas a ti, en vez que te constipes de ti.
Las palabras no equivalen nada, ni equilibran, ni si quiera aumentan. Como nosotros y los otros, se distinguen unas de otras para no parecer iguales, pero terminan siendo la misma masa absurda de distancias y cercanías.
No hay cambios, no hay reacciones precipitadas de la vida que todavía no sucede. Pues suceder es igual a vacio, el acontecer es devenir e inexistencia. Prefiero entonces, ser un ‘puf’ más, en un universo de ‘cabums’.