Me abro mucho, me cierro mucho, me expando, me contraigo y nada y todo sigue igual, pero diferente. No cabe duda tampoco en ello, la construcción de nosotros, es lo mismo que el vacio que nos rodea.
Estoy, pero no. ¿Cómo explicar la faceta exacta en que todo cambia?, y si el cambio equivale a algo nuevo, entonces, por que mirarlo así, como algo que se transforma, si no queda nada de lo que era antes. Eso de lo dialectico es una escusa para no cambiar. Es al contrario, regresas a ti, en vez que te constipes de ti.
Las palabras no equivalen nada, ni equilibran, ni si quiera aumentan. Como nosotros y los otros, se distinguen unas de otras para no parecer iguales, pero terminan siendo la misma masa absurda de distancias y cercanías.
No hay cambios, no hay reacciones precipitadas de la vida que todavía no sucede. Pues suceder es igual a vacio, el acontecer es devenir e inexistencia. Prefiero entonces, ser un ‘puf’ más, en un universo de ‘cabums’.