lunes, 20 de junio de 2011

Callarse.

No sabía que el silencio tuviera color y menos que fuera un azul contagioso, de rojo. Pero sabía en cambio que el silencio es el peor engañador, dice que viene y que va a todos lados, pero siempre está exactamente en la misma geografía, la de la conciencia. Y aún peor que mentiroso (peor para algunos cuantos), el silencio siempre es indeciso e interrumpe la buena platica ocasional de aquellos que no se conocen tanto para no gozar del alivio silencioso de su presencia.
Sé también que ha de pasarla mal, igual que muchos que lo acompañan, solitario, incomprendido, a veces hasta rechazado. Pero cuando en cambio, ha pedido un minuto el silencio, para si mismo.
Somos egoístas, no vemos las cualidades de callarse. Aun el ruido que es más atrevido, conviene en no criticar al silencio.
Se habla mucho de muchas cosas y yo sé -si es que las se- sólo unas cuantas; no constituye ninguna falta de juicio o razón el no creerme, al contrario, debería optar por la sabia decisión de conocer usted mismo al silencio y callarse de una buena puta vez.

miércoles, 15 de junio de 2011

I's

A veces sobran y a veces faltan las palabras, porque en ninguna se haya lo que ya esta dado.
No puedo, aunque pretendo, expresar lo que la marca de un tiempo representa.
Soy finita en el cuerpo que se come la vida, pero infinita en la presencia que en otredad me hace a mi.
Si tengo que elegir, ahora, hoy, morir, lo haría sin dudarlo; sé viviré en alguien más, sin entierro, sin sueños o ilusiones.
Habrá que vernos en el espejo todos los días para saber en quien estamos vivos y en quien no.
Y si alguien se atreve a dudar de lo que hay en mi por ti, sabré que está bien.

Un año.