lunes, 24 de septiembre de 2012

Sad party citadino.

“Sólo nuestras conciencias están presentes.”

El silencio, ese silencio que acompaña todo lo escuchable. El teclado una y otra vez rebota entre los dedos, que con prisa intentan vaciar “nosequecosa”, esa que explota en las huellas digitales y que intenta con rápidez no equivocarse; no sirve de mucho intentar, siempre habrá un error que en DEL no podrá dejar pasar y que casi como se escribieron ha de borrar las palabras que no pudieron o no tuvieron tiempo de decir algo. Ahí está el silencio aguardando a que los dedos y las teclas hagan la paz, hagan justicia uno al otro, d-e-t-e-n-i-e-n-d-o-s-e.
Las palabras por otro lado, tampoco se esfuerzan, no tienen porque, no hay peso que las detenga quietas sobre el renglón, sobre la hoja llena de blanco que por alguna extraña razón intentamos (el intento absurdo) con nuestra mente barroca inundar hasta el ultimo punto que puede unir a otro. Imponemos sobre de todo, nuestras ganas de intentar; en el error y la prueba esta el empirismo, lo pragmático, lo que une a la mente con el objeto. Pero, no es cierto. La verdad y la sabiduría están en la simplicidad, en el despliegue, en el estar enfrente-de lo otro. Lo otro no teme, no intenta, no piensa, es; lo mismo es pensar y ser, dijo Mathai o Parménides, o Heráclito o Brahmán, y cuanta razón tienen esos viejos canijos y tramposos.
¿Y para que escribir entonces? Suena triste la pregunta. Como si no valiera la pena, nada. Tampoco es cierto. Los mejores libros fueron escritos pensados en la otredad y el despliegue, solo que sus autores no se habrían dado cuenta ni por el mismo momento en que lo escribieron. Ya rencarnaron muchos y sigue habiendo libros buenos que se leen y se piensan y hace que uno sea. Así, tiene sentido cuando se escribe, ya sea en un rollo de papel para tortillas, en un cuaderno pequeño con hojas a cuadros, o en una servilleta. No importa a quién va dirigido tampoco, porque todas las conciencias están invitadas a la fiesta triste. No se han dado cuenta de lo mucho que nos da para escribir.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Pie.

Caminando pienso. 
Caminando pienso en todo. 
Caminando, pienso en nada. 
Caminando todo.
 Caminando nada. 
Llego al destino. 
El destino que caminaron mis pasos. 
El paso del destino que caminando en mis pasos llegue.