viernes, 19 de septiembre de 2014

Colecistitis.

La forma coloquial de llamar a la enfermedad de adquirir piedras en la vesícula biliar, se le determina por: “hacer corajes”. Dicen que porque te los aguantas. Los toleras a tal grado que la producción de bilis en algún momento se agota, tal vez hiciste tantos o de los pocos, pero fuertes, te acabaste todo el potente químico interno que pudiese generar esa pequeña pera carnosa; habitante del lugar menos apropiado – en medio del higado y el intestino-.
No confió en la tradición popular, el doctor me lo confirmó con una cara de que estaba haciendo una pregunta ilógica; de por sí con los otros encuentros lo determine autista, es posible que su carácter fuera de desentendimiento a los pacientes, tantos y tan humanos, no me explicó nada, o asumió que ya sabía porque parecía más preparada yo, que él, simplemente para que preguntarle al desinteresado.
Lo demás queda en cuestiones técnicas que necesariamente involucran no-memoria de mi parte, la llamada anestesia funciona de maravilla en los cuerpos ya de por si maltratados por los enervantes domésticos. Lo interesante de todo el proceso, no fue el hecho en sí mismo, si no lo que le rodeo, no había de que temer sin embargo todos teníamos miedo, incluso yo. No porque no supiéramos que iba a pasar o que sucedía en todas esas horas de tiempo muerto; fue, esa vulnerabilidad que el cuerpo presenta y que cuando la vemos a unos pasos, cerca, atemoriza y distorsiona la capacidad de admitir que nada fuera de lo normal sucede.
Pasa, con ciertas reacciones, con muchas e incluso con esos eventos relevantes de la vida de un individuo que desea la exposición de sus pesares y triunfos. Por ejemplo, como en el agrado por una persona; resulta que en determinado momento, no importa el hecho en sí mismo, del agrado, si no la sensación o entendimiento de que algo es frágil o imperante ante el espejo de la realidad, ante el espejo que es la otredad, incluso aquello que disgusta. Es decir, no importó que me operaran, importo que a mis padres les preocupe genuinamente, que al menos dos personas me llamaron por teléfono para saber que estaba bien y que mi pareja estuvo siempre al pendiente de todo lo sucedido;  no sé si les dio miedo su fragilidad, por eso las reacciones, lo que se entiende de este lado es algo que en realidad nunca había sentido ello en esa medida por eso, marcarlo aquí, escribiendo-lo: Para mi fragilidad.