sábado, 7 de febrero de 2015

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Ya no deseo cumplir años, veintiséis a mi parecer son ya suficientes.
Tomo mucho en cuenta, obviamente en lo personal, que he sido no del todo constante con mi escribir, al menos llevo diez de mis años actualizando esta página que como sea es un registro virtual de mi pensamiento y de cómo es que se ha transformado.
No digo que no me interese hacer, deshacer, mover, viajar, buscar, leer, conocer tantísimas cosas que solo el adquirir más años y experiencias me lo podrán permitir, pero aun así me rehúso al envejecimiento, me preocupa de una manera en la que si bien no considero al tiempo existente, veo pasar sobre mis familiares, amigos y conocidos un terrible incomodidad por “crecer”. Se gastan los cuerpos, las ideas, los seres y el espíritu ya que tienen una caducidad natural que no necesita comprensión. Mi amigo el biólogo refutara todas estas ideas y probablemente concuerde con él en varios aspectos, o me haga pensar en aquello que no necesariamente he pensado antes; sin embargo y con todas las consideraciones presentes sigo afirmando que ya no deseo cumplir más años.
Hoy me doy cuenta que hice bien en quitar de mi camino a muchas personas que importaban enteramente para mí y que sin ellas estoy perfectamente adecuada al mundo. También sé que las personas con las que comparto la vida ahora son necesarias, que sería  difícil y  complicado tener una rutina o proporcionar mis días sin ellas. Mis días de docente en un segundo ciclo escolar en nivel medio.
Ser profesora fue una decisión que me dio la oportunidad de salirme de mis estándares, que me ha enseñado y retribuido de una manera sorprendente, porque los muchachos a los que les imparto un poco de mis ideas, algunos, se han prestado para dialogar, para darme a entender las cosas en otra perspectiva y para siempre tener presente a la adolescente que empezó a escribir aquí en este blog por primera vez. 
Otra de las cosas por las que me siento afortunada es poder compartir una plática intelectual cada lunes con mis compañeros de La Fulana, un programa de radio que hacemos a través de las frecuencias de la universidad a la que asistí en mi transcurso de la licenciatura. Estos amigos no solo son parte de estas personas a las que aprecio, si no que forman parte de un proyecto que me ha dejado de igual manera muchas satisfacciones y relaciones nuevas.
Quisiera comunicar muchas de mis emociones y sentimientos, pero sigo aprendiendo a compartirme, sobre todo con mi pareja, mi compañero de vida que en estos últimos cuatro años ha sido un apoyo constante, en muchos aspectos, tantos que sería difícil enumerarlos, pero lo más importante es que me acepta, me entiende y además permite que lo ame a mi manera. El dharma me acompaña y a ustedes también, solo que hay que aprender a reconocer esas pequeñas formas en las que se expresa. Es por ello que no quisiera cumplir más años, así estoy bien, en la medida perfecta... de mi vida.