martes, 31 de mayo de 2016

Me van a secuestrar un día.

Parece que hace más de un año he estado dándole raite a las personas.
Piensas en la palabra, es como un modismo, barbarismo, regionalismo muy de frontera. Ride, paseo, dice google traductor. Seguramente me iría más lejos con la etimología pero hasta ahí, se entiende: aventón a la raza.
Les pido la cantidad que considero necesaria para una cooperación voluntaria. Son ochenta pesos que multiplicado por tres personas, logro recuperar el costo de gasolina que invierto en el carro para realizar un viaje de dos horas. Todos vamos al mismo destino y coincidimos pre meritadamente.
El arreglo es sencillo, un día, una hora y si quieres platicar está bien, porque en realidad si fuera sola iría pensando el mismo tipo de cosas, con otros solo lo tengo que hacer en voz alta y a veces las personas no son desagradables. En los términos del agrado para mí, está cabrón. Solo son dos horas pienso, a lo mejor no me toca un idiota completo, por lo demás todos estamos raros. Confiamos mutuamente en el otro para no ser idiotas que viajan por dos horas juntos.
Con solo unos cuantos viajeros frecuente, he tenido la oportunidad de charlar por segunda o tercera ocasión con pocos, pero siempre son distintos, siempre. No me ha tocado en realidad ninguno repetido. Es general, las personas son genéricas, se inventan su rollo, se lo creen, amplían su criterio solo en medidas ya dadas, no se crean o inventan otra fórmula de existencia, y yo ahí de pendeja ayudando a que lleguen a su destino.
Total, la vida está bien tremenda, cada vez me sorprende más y me deja más callada ante las cosas, estoy empezando ver el vacío en todo.
Ya perdí la cuenta, no sé cuándo comencé a hacer carpool, dar raite, aventones y lo demás. Me toca platicar y a veces no con las personas, quien sabe, nadie quiere molestar al otro, es un favor. La dinámica no es compleja y no me ha tocado ninguna mala experiencia. 
A ver si por no intentarlo tanto me pasa algo inesperado.