jueves, 30 de junio de 2016

Me gustas cuando eres menta,
cuando eres cajeta.
Me gustas cuando sonríes,
cuando bostezas.
Me gustas en azul,
me gustas en magenta,
me gustas en silencios
y me gustas sin chaqueta.
Me gustas sin espada,
me gustan tus palabras,
me gustan tus miradas
y más me gusta
cuando me abrasas,
Divino;
divino eres tú,
mientras más te busco,
más te escondes
y me gusta el juego de encontrarte.
Me gusta la miel de tus ojos,
tus labios rojos,
tus dientes chuecos,
tu cabello corto.
Me gustan tus manos,
me gustan tus piernas,
me gustan las camisas que usas
y me gustan tus pulseras.
Me gusta tu altura,
tu rara hermosura
me gustan tus brazos,
tus locos arrebatos,
me gusta como bebes,
como te acabas mis cigarrillos sin quejarte,
como no demoras en cuestionarme.
me gustas tu, todo tu
nítida piel canela…

lunes, 20 de junio de 2016

Neoliberalcapitalistaglobalizado.

Es historia, es novela, es poesía y es la verdad. El mundo no rueda al lado de nuestra preferencia, ni se detiene a placer humano. La contingencia del devenir es sencilla: inicia y se apaga para iniciar de nuevo.
La destrucción puede ser uno o el primero de los pasos, es natural no es violencia, ni es lucha, es devenir. Deviene con otros conceptos, porque los de libertad, justicia o derecho ya no sirven, se extinguieron en el primer momento en que hubo hambre, balazos y tristeza.
Estamos ciegos; es mi última respuesta, vemos pero no observamos, nos niega maya, nos niega la virtualidad, nos niega la egolatría. Todo cuanto se mira, no se ve. Estamos apagados, somos humanos de lodo, que se mueven a duras penas, que tienen la cabeza hueca, que ladran y gritan en vez de pensar, de ver.
Hay poder en la violencia que demanda otras posibilidades, tiene que ser así a la fuerza. Lo mismo que cuando el pájaro rompe el huevo, o cuando la vagina se desgarra para procrear, eso es la vida, violencia.
Hay que romper el huevo y la vagina para poder apagarnos e iniciar, hasta que vuelva a pasar y tengamos que romperlo todo, para apagarnos e iniciar.

jueves, 9 de junio de 2016

reafirmación de la nada.

Si lo recapacitas con cuidado, puedes volver a vivir las cosas mil y un veces, hasta más, como lo desees. Pero las personas, oscuramente le llama memoria. Como si algo se guardara, se depositara en un lugar para no volver a utilizarlo.
Le llamamos tiempo a la sensación de recordar y pensar que no se vive lo que se sabe cómo suyo – el recuerdo-. Luego reaparece una presencia corpórea que llamamos presente, como si efectuase un pequeño subrayado sobre una hoja en blanco, aparecerá algo en la hoja en blanco aunque nadie haya escrito nada, no es eso presencia.
Es un mal estar, como de salud, pero mental, de conciencia. La perpetua vela, nunca se apaga. Pero el fuego solo crece y decrece, como la sístole o diástole, el corazón siempre se detiene, si no, no vive. La pausa es un silencio en términos armónicos, y el silencio no es más que la reafirmación de la nada.
Qué cosa no se oye, dirás, aún el árbol tiene un sonido, de árbol, lo estas oyendo ahora mismo, y piensas que es solo un recuerdo aunque lo estés oyendo en ti y todo lo tuyo.
Veo la caja y ahí no suena nada, más que el recuerdo de tocarla y una sensación característica del cartón. Todo, en apariencia, no fuera. Sin embargo, están las cosas ahí, dirás.
No son ni están, las recuerdas, creas una imagen de la palabra cartón y la asociadas con la imagen de la caja cuadrada, dirán. Mira, sabrás que las cosas por si mismas son, solas, puedo notarlas, o no, son autónomas de mí, no las creo yo, se crean a sí mismas, como todo lo que existe y si decidieran no ser, pues no las verías.
Entonces, ver es lo que importa; verte a ti mismo, sí. Otra cosa no puede ser porque las cosas cuando las ves imploran, sabes que es un color, sabes que es una forma, pero no sabes qué es la caja, si la ves, si recapacitas con cuidado.