domingo, 25 de septiembre de 2016

Ya mero.

Conocí a parte de mi familia, se murió el hermano de un amigo, descompuse mi refrigerador y se dañó una pieza de mi carro, más el trabajo, mi novio, mi room mate, mi gata y mi vida. Todo solamente en el transcurso de una semana.
De repente no tengo tiempo de pensar por que me ocupo en tantas cosas, y cuando me detengo ya no sé en qué marcha voy. No creo que este mal, simplemente la vida sucede. Incluso es extraño pensarlo ahora como si no fuese posible dedicar unos minutos a pensarse.
Cada día me vuelvo más sensible ante estas situaciones existenciales, como si me estuviera preparando para algo. Me afecta, no lo que se piensa de mí, si no de como poco a poco disminuyen aquellos que te toman la importancia para pensar en ti. Quiero ser mejor persona para mí misma y que esto se vea reflejado en aquellos que me interesan, no me importan los demás que tampoco se preocupan por mí, es una pérdida de tiempo.
Ya no hay momento para pensarse, cuando se ha crecido, o cambiado, o dolido, o transformado. Mi gata esta acostada sobre mis piernas, las acomodo de tal forma que siempre permanezco incomoda sin darme cuenta, antes la gata cabía con una regularidad y ahora se desborda; cuando recién la encontramos no podía subirse a la cama por sí misma, así se sentirá con los hijos.
Siempre me encuentro cuando aparentemente estoy más extraviada en mi misma.