viernes, 1 de octubre de 2021

YOGA

La Filosofía de lo Oriental II. Yoga 
 Por: Sonia López 

“oh Krsna! Porque la mente es inquieta, turbulenta, obstinada y muy fuerte, someterla me parece a mí más difícil que dominar el viento.” (Bg.6.34) 

Cuando intentamos hablar de las condiciones en las que se desarrolló un conocimiento, primero nos debemos sentir al menos un poco identificados para generar un grado de interés que nos permita ser receptivos, o llegar a la comprensión, lo segundo, llevar ese conocimiento a un área práctica, pero en el caso de la filosofía la propuesta en acciones, tal vez sería la transformación de las conductas que tomamos o maneras de pensar ante ciertas situaciones, y específicamente en la filosofía oriental lo que se busca infinitamente, es la liberación del dolor por múltiples vías y prácticas. Parece contradictorio hablar o intentar explicar algo relacionado con estos conocimientos, cuando no tenemos un dominio de esa liberación o ni siquiera se halla en relación con la circunstancias propias, no es esto tampoco imposible, pero sí es necesaria cierta tranquilidad mental cuando queremos descifrar un conocimiento. La primera línea de esta columna va dirigida a libros o textos que nos ayudan a comprender la inmensurable sabiduría que se encuentra, en lo que para nosotros es América, en el otro lado del planeta, depende claro de la coordenada en que nos encontremos. Nos enorgullece poder decir que las similitudes que existen en las civilizaciones indígenas propias de este lado del mundo llegan a ser en equivalencia mística, de igual importancia; el fundamento de estas “cultura madre” es la sabiduría que trascendía de la conciencia. Este será el problema fundamental en toda esa línea de lo que nos parece lejano -oriente-, mientras que la segunda línea serían conceptos y sistemas, ya sea un personaje o su escuela de conocimiento derivada por su puesto, de ese saber, que bien puede ser sagrado o bien podemos acercarnos desde una perspectiva curiosa, así como utilizarlo, ya que son un instrumento para encontrar la liberación al “eterno dolor y sufrimiento que implica la existencia humana”. Otro aspecto importante de mencionar es que no se trata de una cuestión negativa, nihilista o pesimista, su sentido es el llegar a comprender la naturaleza en sí, de la existencia humana; emanciparse del sufrimiento es el objetivo de todas las filosofías y todas las místicas indicas, sea por que se sostenga directamente mediante el conocimiento según el aprendizaje, por ejemplo del Vedanta o del Samkhya o mediante técnicas, como el Yoga, “fuera de eso nada merece conocerse” (Eliade, 1972) La perfección del Yoga es enseñado por Sri Krsna, a Arjuna en el relato del Bhagavad gita, ambos personajes se encontraban en el frente de guerra, su deseo era evitar el dolor, y el dominio de la mente fue lo que les permitió alcanzar esa liberación. Patanjali, autor de los Yogasutras, rodeado de ese misticismo o fantasía propio de la India fue quien redactó de forma cabal un compilado o sistema donde coordina el material filosófico indio, así reúne y clasifica un serie de prácticas ascéticas y recetas de contemplación que en su tradición se conocían desde hace siglos, derivadas de la enseñanzas de Krishna a Arjuna; comentábamos anteriormente que todas estas enseñanzas fueron exhibidas sólo en la práctica a ciertos iniciados y además siempre eran transmitidas de maestro a estudiante de forma oral, por lo que Patanjali aporta un punto de vista teórico, basado, justificado e integrado a una filosofía que exalta el valor práctico de las técnicas de concentración, meditación y éxtasis, el Yoga se convierte en una tradición mística y en un sistema de filosofía. El objeto de la práctica del Yoga es alcanzar la paz del espíritu y un mayor entendimiento de la naturaleza de la realidad. Los yogasutras enseñan, al menos, ocho caminos para llegar a este entendimiento: dominio moral/ yama, autocultura/ niyama, posición/ asana, control de la respiración/ pranayama, control de los sentidos/ pratyahara, concentración, meditación, y abandono completo del objeto de meditación, esto último por ejemplo sin un mantra o mandala. Los sutras, y la mayoría de los comentarios relacionados a la obra de Patanjali están basados en el sistema Sankhya, el más antiguo de los sistemas de la filosofía india, que explica que la realidad se constituye en un principio único /yoga, y que se trata de un dualismo realista en movimiento, el espíritu/ purusa y la materia /prakrti, ambos eternos, conocimiento e ignorancia, unión necesaria para la evolución de mundo, la inactividad del primero, necesita de la energía del segundo. El yoga, es una disciplina mental para alcanzar la libertad espiritual a través de una preparación física y moral. Se concede importancia a las técnicas de meditación y a los requisitos psicofísicos, la preparación moral, el control de la respiración, la posición, el vigor del organismo y la disciplina mental desde ocho estaciones que permiten el dominio de la dualidad y la designación (psique), los medios pueden ser por trabajo con devoción, por meditación, o con el control del cuerpo y de la mente. La base de estas sabidurías consiste en que primero, vivimos ensimismados por los deseos del ego, del yo que posee, para lograr desprendernos y cruzar a la iluminación, se debe de comprender esta condición, en segundo plano vemos que para liberarse de esa condición hay que acercarse a la filosofía y así alcanzar este nivel psicomental trascendental que va más allá de la conciencia normal, llegar a un conocimiento metafísico / Samkhya. Pantanjali no considera que el mero conocimiento en sí, nos permite alcanzar la liberación, si no que además se debe de conquistar ese estado por medio de una técnica ascética y un método, Yogadarsana, una técnica fisiológica unida a una técnica psicológica. La técnica yóguica consiste en el conocimiento experimental de todos los “estados” que agitan las conciencias normales, los estados entran en tres categorías según nos lo explican las doctrinas del Yoga: 1. Los errores y las ilusiones. 2. La totalidad de las experiencias psicológicas normales, las experiencias que incluso las técnicas yóguicas proporcionan. 3. El cosmos en su totalidad, en reintegración, en reposo con las cosas, los seres y las formas. Se puede hacer una comparación del yoga con el psicoanálisis donde hay un circuito que une la conciencia y el subconsciente, que con deseo busca la autosatisfacción para afirmar la individualidad, lo que se es, sin embargo en la concepción del yoga, el subconsciente puede dominarse o incluso conquistarse y su objetivo no es el dominio de la realidad a través del yo, es la comprensión de ser parte del todo. También se puede afirmar que parte de la esencia en el yoga es el control de la agitada mente, pero nos dicen también que : “siempre estamos pensando que cambiando nuestra situación podremos superar nuestra agitación mental, y creemos que cuando alcancemos un cierto punto, desaparecerán todas las agitaciones mentales. Pero es condición del mundo material el que no podamos vernos libres de la ansiedad. Nuestro dilema consiste en que estamos tratando siempre de resolver nuestros problemas pero este universo está hecho de tal manera que no llegamos nunca a resolverlos.” (Prabhupada, 1986) Hoy día tenemos dificultades para alcanzar estos niveles de control mental o psíquico, la era líquida de la información también es del diagnostico de enfermedades mentales. Un tiempo degradado por las ambiciones materiales, se paga dinero para asistir a una suerte de clases de ejercicios gimnásticos y respiración profunda, solo para cumplir con el capricho de tener un cuerpo sano y tonificado (los gordos no podemos hacer yoga), el hecho de actuar en un tipo de trance hipnótico, en una posición de loto, ya se aleja mucho de la sabiduría que implica la liberación del dolor y de la mente, parte de las consideraciones respecto a la importancia de la sabiduría del yoga sería notar "el dolor" como una necesidad cósmica, lo que violentamente nos mantiene en la realidad, o el "ser arrojados al mundo", del filósofo Heidegger. La identificación con esta sabiduría también nos permite reconocer la vida como algo que va más allá de lo que se viste, de la temporalidad, del sufrimiento físico como las enfermedades, de la ansiedad que implica reconocerse como un ser pensante, y responsabilizarte de tus acciones o de tu mente, pues se capta directamente, en su desnudez existencial como un dato concreto e irreductible, el “yo”. Aunque en el sentido estricto del yoga, dominar la mente para que vaya en contra de su naturaleza es su fundamento, es hoy día una capacidad muy ajena a nosotros seres fluctuantes e inestables, tal vez lo que podemos empezar a entablar, es bajo un serie de alternativas a aquellas costumbres que nos permiten existir en una relación de entendimiento con la realidad, desde lo más simple, como conocerse un poco más a sí mismos, dicen, esa es la perfección del yoga. 

 Referencias bibliográficas: 
 Eliade, Mircea, El Yoga, México, ed FCE, 1972 
 Prabhupada, La perfección de Yoga, ed The Bhaktivedanta book trust, 1986

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