lunes, 12 de abril de 2010

de v í a s


de v í a s, originalmente cargada por xtranoise.

Esa noche había estrellas calleándose del espacio y cuanto tú mirabas una, yo miraba tu reflejo, ese del que siempre hablo e intento omitir. Ese que uso para ocultarme y para describirlos a todos.
Cuando yo miraba un pedazo de cielo abrirse paso entre la noche, tu mirabas quien sabe que cosas en números. Nunca podemos ponernos de acuerdo para pensar las mismas cosas al mismo tiempo.
Estamos siempre dos horas distantes uno del otro, porque no somos más que el mundo y el mundo es en nosotros, pero nunca juntos, aunque yo desee pensar que la unidad que nos converge pertenece al mismo carácter simbólico en el que expreso la síntesis de tu ser con el mío. ¡Carajo!
Cuando yo he pensado que esto sucedió de una manera en la que hubiéramos querido que pasara, ya lo has pensado 120 minutos antes o después que yo. A veces es divertido, a veces, no.
Que "desgracia" la nuestra tenernos absolutos y no disueltos. O tal vez sea que el sueño se siente más real. Que lo tangible nunca ha importando, y que aunque el roce de materia ya se haya culminado en el aliento que no es más que empañe de ventanas, siempre pertenecemos al mismo orden ya premeditado de discusiones transcendentes, trascendentales. Las mismas señas, los mismos gestos.
Estoy repitiendo los procesos, para haber si de una vez finalizan. La hoja en blanco. Ni partituras, ni tonos, ni vinculaciones extrañas con lo que he leído últimamente y deseo compartir. Mentiras nada más.

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