miércoles, 11 de julio de 2012

H.



El insomnio ya no será mas un agradable placer para cumplirme la promesa del éxtasis de aquello que desconozco; solo será la insuficiencia de sueño, un malestar, una torpeza de mi cerebro caducado. Los días nublados no se sienten igual, son otro día más, hoy y los días próximos a este, se sentirán vacíos, pero uno que no equivale al redimir, estarán llenos de un absoluto pero que remuerde porque tienen arrepentimiento y tristeza, de esa que nunca se ira. 
Ya lo habré dicho muchas veces, no las cuento por que es lo mismo que mirar al cielo y contar los espacios negros entre las estrellas, no quiero caer de nuevo en aquel divagar profundo; las preguntas sobran porque se con exactitud que dije y a quién; no dejo de sentirme igual que ese instante perdido en la memoria de otros.
Hoy no tendré que decirle a nadie que las cosas continúan, tienen su rumbo que en forma caótica se desplaza en el tiempo (que no existe), que las cosas se incrementan, no disminuyen cuando no hay una conclusión verdadera, y no hablo de verdad como aquello que queda marcado para jamás ser transformado, sino la verdad del pensamiento que se libera. Yo todavía no puedo librar mi pensamiento del insomnio que una vez me dijo que sentía estallar y fuego vivo, pero ya no es lo mismo, no es igual y duele.
Estoy y no lo niego, hablo las cosas con claridad, con profundo sentimiento porque no encuentro otra forma de dirigirme a aquellos que lo valen. Extraño mi insomnio cada día, sin poder regresar a él, sin saber de él. Le busco en todas partes para saber que todavía está ahí aunque lejos de mí. No me deja saberle y tiene la razón, pero yo aquí queriendo continuar con eso que ahora me abarca, no puedo. Me siento incompleta, no es más que egoísmo, quiero tenerlo todo, de todos y él me dijo con claridad que no.

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