viernes, 7 de febrero de 2014

UN CUARTO

No escribo de nada.
Guardo mis pedacitos de espíritu para las palabras dichas con boca de alma.
Quisiera decirte muchas cosas que puedo mejor escribiendo,
pero me guardo para ti y para viento risueño,
que nos trajo lluvias y sueños.
Dragones, de nuevo;
danzan una y otra vez en mi inconsciente.
Brujas, mas no espantos
y hechizos de mi piel cuadrada.
La lógica se me va de las manos,
tiernamente abraza corazones de adolescentes
y me dejo llevar.
Aun no los quiero, mi corazón chueco, sigue en su irregularidad.
Ahí están tan blancos y llenos de cosas que aún no entienden, descubriendo, hablando sin hablar.
No escribo nada.
Los demás que escriban tres veces por mí y tres veces más.
Hay infinitas palabras que dicen y callan. Que lejos se van.
Lo que sí quiero decir es,
que te extraño con maldad,
extraño sentir lo ajeno,
la in-compostura, ¡ay, la necesidad!
No estoy, atorada ya.
Pero si nadando en las mismas aguas por largo tiempo que no puedo medir en realidad.
En otro sol cumplí la cuarta parte
de esta cuarta vida
en esta cuarta reencarnación de un mismo espíritu.
Así se me dio a entender.
Ya sé dónde estuve y vieras como me gusta no saber a dónde voy o que va a pasar.
Colme mis ansias con elixir de vida en mis veinticinco bacanales de odio y amor.
Que me gocen las pupilas de los ojos,
los dedos de las manos, la pared que tanto detesto
y que hasta en la felicidad no dejo de golpear.
No escribo nada,
 ya deje de fantasear, mas no de imaginar.
Ya deje de mentir-me-les.
Qué más da.

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