martes, 17 de marzo de 2015

Yo no soy feminista.

No tenemos la elección de nuestros cromosomas, ni de nuestra composición química al gestarnos en la dialéctica del esperma y el ovulo, componentes que evolutivamente nos permite la procreación: pinchi ironía.
Poseer una especie y una de las ramificaciones de ésta, no implica al primer momento que esas asimilaciones cognoscitivas pertenecientes a las condiciones sociales o culturales, se me atribuyen a priori, como afirman las tendencias intelectuales hoy día. Incluso se le conoce falsamente como esencial para el humano o incluso inherente, la necesidad de la otredad. Parece práctico asumir que somos animales políticos, y que por lo tanto debemos opinar, fomentar, inducir y recibir la contribución de la comunidad como algo propio, pero para solamente reproducirlo
Hay bastos ejemplos de cómo, individuos, asumidos fuera los paradigmas establecidos, han logrado su individualización de manera efectiva, teórica y prácticamente. 
Miramos todo como una inmensa máquina que construye ideas, teorías, análisis, estadísticas, porcentajes, numeraciones, sistemas, metodologías, ciencias, que a su vez dan explicación o producen todo lo existente. Como si un inventor inmenso que últimamente llamamos capitalismo, fundiera todo así mismo y nos consumiéramos dentro del mismo. Existen estas condiciones, o así es más fácil asumirlas para desconectarnos de esta realidad tan pinche jodida.
Yo no soy feminista, ni filosofa, ni maestra/docente/profesora, ni tengo sentido político, no poseo la necesidad de admitir que todo me alude, que todo me debe de importar para destacar. No es por este ánimo pesimista, hedonista, de lo que se disfrazan los más cínicos nihilistas desde donde hablo.
Yo no soy mujer, no soy hombre, no soy, ni pertenezco a ninguna comunidad lésbico/transexual/homosexual/travestiste o anexas que hablen acerca de una pertinencia, en cualquier ámbito. No me interesan los demás que no se logran asumir así mismos, que con todo los esfuerzos banales no se son suyos y que por la falta de este comprendimiento se buscan en todos los demás, señalando su imposibilidad de asumirse con ello.
Es devastador para esta especie que se asume o cree pensante que aún no encuentre su estabilidad en sí misma, y al parecer ni en lo demás que le rodea. 
Hablo de que no soy feminista, por mi condición condicionada, que es indistinta precisamente al género que deseo poseer  y que nadie nos implementa, ya que nos podemos deshacer de él, si así lo consideramos. Con fundamentos en teorías de varios autores que dedicaron su vida entera para deslumbrar y comprobar que efectivamente todo está en nuestra conciencia, debemos aprender a admitir que estas son las dificultades del humano, el no entender su sexualidad.

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