Premisa: Me hago
responsable de mis decisiones, de mis actos y sentimientos.
Siempre he dicho las
cosas como las miro, las expreso con pocas personas y elijo con cuidado con
quien externo en serio mis ideas; eso comparto con los otros, pues cuando los
escucho me hace sentir que de igual manera se comparten. Es el único parámetro
que tengo y es por ello que no se me ocurre la idea de que con quien intento
compartir la vida, no me tenga algún grado de consideración; la estima supongo,
tiene también sus matices.
Me parece absurdo, que
pueda hablar alguien de todas las cosas con otro ser –alterno- y que realmente
no se consideren como para conocerse, que nunca lean entre reglones, que no
quieran adivinarse, o que en realidad las cosas de las se hablen en el proceso
no tengan importancia.
Tal vez si, queda en un
monologo, tal vez porque no me doy a entender o porque no se da esa
comprensión. Muy irónico cuando de lo único que hablo es que somos espejos.
Mí reflejo es el
siguiente: al invitarme a tenerte confianza, no puede ser solamente unilateral. Tal vez sea algo que en mi
exclusivo caso, es lo único que poseo que vale la pena y que ofrezco a los
demás que pienso que también lo valen, cosa que en muchas ocasiones, fallo, no
sé realmente a quien le otorgo esa confianza de expresarme libremente, de ser
quien soy sin sentirme juzgada o atacada porque si mi memoria no me hace errar, no he juzgado acusadoramente, en ningún
momento a nadie, a pesar de la opinión seguramente mal fundamentada que pueda
tener de la vida de alguien más, igual de invalida que la misma acción. Observo,
sin embargo que esto no impide a los otros juzgarme solo en su medida, en su
regla, siendo el tipo de conductas que me hacen sentir herida. Es como si no me
conocieran, o no tuvieran idea de quién soy. Me ofende pasar experiencias con
otros seres para darme cuenta que son genéricos. Comprendo aun así, que son
parte de mi vida, esa es la importancia que les doy, lo crean o no; confíen en
mi o no, intento lo más posible ser coherente con mis ideas y actos. No les
dejare de pensar, ni de apreciar, ni dejare de permitirme compartir la vida.
Pero he determinado que no permitiré que me hieran. Anulare, porque no me siento culpable ser quien que soy,
es lo mejor que me ha pasado.
Sin embargo comprendo
también que lo que los demás consideran amistad no es en los mismos términos
que yo, que los otros me brindan, en lo
que pueden o desean otorgar, no he pedido tampoco una atención, privilegio o
preferencia. Me parece ilógico, -pienso“así
es él/ella, me puede dejar de hablar o alejarse o apartarse cuando quiera, es
su vida- que los demás se
pongan a pensar del mismo modo de mí como con todos los demás que los
hieren, a esas personas no les brindo mi afecto o comprensión, y termino experimentado
la sensación de hastió, por groserías, por juzgarme de una manera tan
limitante, como si me compararan con alguien más o si tuviera que deberles
algo, me parece que es no tener la mínima cortesía o respeto por todo lo comparto
al expresarme, al ofrecer y tener confianza. A mi sinceramente no me importan
esas convencionalidades, ni si nos usamos, gustamos o qué sienten al estar
conmigo.
aplicable en todos los
términos de mi existencia, salvo los casos en que determine y en que no me
imponga nadie, tengo mi autonomía y no considero que no es una prohibición
visible tener varias parejas o estar con quien yo quiera, con la etiqueta o
formas de relación, cualesquiera que se llamen, soy muy cínica y sincera como
para no decirlo.
Reconozco que me
emocionó mucho cuando hablo con los demás que me parecen atractivas
intelectualmente es lo que me genera confianza querer hablar de todo, incluso
el platicarte de otras personas o lugares o qué se yo.
La verdad es que
pregunto porque vergas voy, o vas a sentirte ofendido por mí. Vivo mi vida como
se me da la gana y no se la ando justificando a nadie, me he percatado de mi
patrón de daño y actuó sobre de ello con esto, con no permitir interactuar con
aquellos que no me consideran en relación a todo lo que escribí, según estas
pautas, que no deseo que sean parámetros, pero las establezco como una
herramienta para sanar lo quebrado y feo que tengo dentro, que sigue en proceso
de recuperación, que sigo intentando con fuerza porque todo parece una
imposición, porque siempre me retengo como si fuera imposible demostrarle a
todos quien soy por miedo a ofenderlos con mi ser, esa culpabilidad me deja un
dolor horrible en mi hombro todos los días, que incluso escribiendo sobre de
esto me punza y me genera esa impaciencia, no soy responsable más que de mí,
esa es mi vida y medida, no me encierro en sentirme mal, es una maldita
sentencia de muerte: no me voy a permitir personas a mi alrededor que me hagan
daño o me hagan enfadar, es lo segundo que me impide después de mí.
En primer momento
parece sencillo ignorar el comportamiento que afecta, pues en realidad no se
auto-atribuye, por eso es difícil notarlo. En un segundo momento las ansias por
comprender, al grado de sentir una molestia que inquieta. Se analiza
exactamente qué provocaba esa molestia, a la que le corresponderá una reacción,
y será así porque generalmente es por sentirse atacado por una conducta, no sin
fundamento. Hay un tercer momento, realizas que la violencia se produce por un
desencadenamiento de actitudes y conductas propias y de los seres alternos,
porque somos espejos. El reflejo te dirá quién eres y lo que le estas dando al
otro ser que eres tú.
Seguramente será también una decisión establecer una interacción
alrededor de mi ser –alterno-, tampoco eso me interesa. Son pocos que comprenden lo que digo, lo que muestro,
con esos está bien para ser real, si prefieren los demás también decidir no
compartirse, será esa es su responsabilidad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario