miércoles, 5 de diciembre de 2018

Olvido

Intento analizar las situaciones, lo que sucede, el devenir que en cada acto deja de tener sentido una vez que lo deconstruye el recuerdo. Pienso en que lo que se hace  es para sentir, para pensar que esos actos definen, aunque sea solo una apariencia. En el silencio y cuando la mirada de los otros no observan, alentándome a cerrar la boca, a no escupir lo que pienso, hay otro personaje que ríe, que es ridículo, que seduce con intelecto y gracia, pero que no se detiene hasta la ultima consecuencia; luego este ser me parece extraño y me culpabiliza su existencia, porque grita, insulta, golpea, no se detiene. Otra vez escribo de eso dentro, como oculto, un solo miedo, una sola tristeza que no se acaba, se mueve, no se detiene. No es una miseria, la vida corresponde siempre a su curso. Palpita la sensación, persisten las formas. 
No entiendo lo que termina o empieza, el ciclo se desvanece. La espiral tatuada en mi espalda vuelve a dirigirme. El movimiento precipitado, sin austeridad que arrebata y deja con ansiedad.

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