Siempre es el mismo reflejo, cambia, pero la sustancia ya no queda, te quedas quieto y te observas, pero es el mismo reflejo. Dónde están los grados de conocimiento, te asemejas a la razón, con medias verdades, el logos en ti fluye y nace.
Es tu reflejo, vínculo, umbral de las ideas perdidas, capacidad que interactua con la realidad en la que perezco todos los días.
Vivo o muero, o prentendo ser paciente de ambas transmutaciones de materia.
A que respondo, si no al impulso de querer sentir-me, cuáles son los espejos verdaderos.
Estoy esperándote, como quien espera nada posible, con tonalidades grisaceas. Desdén, no puedo contemplarte verdadero al menos que te disuelvas.
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