El lejano Oriente I: Bhagavad Gita
“Superior se muestra el hombre que, libre de apegos y dotado de una mente que gobierna sus poderes de forma armoniosa, actúa en la vía del karma yoga, la vía de la acción consagrada.” (Mascaró, 1962)
Autor: Sonia López
Que tan lejano, al menos en distancia kilométrica y según nuestro sistema de medición, nos encontramos de oriente, será que todos podemos entender en qué posición en nuestro planeta se encuentra esta coordenada, cuando a veces no sabemos responder, en dónde está el norte.
Oriente es una ubicación en el mundo donde se encuentran varias civilizaciones, los historiadores nos permiten saber qué son aquellas a las que se les nombra civilizaciones madre, por ser las primeras en la cuantificación del tiempo lineal que llega a nuestros días, es decir, la que cuenta desde el año cero hasta el 2021, o del año cero, hacia atrás. Asumimos por aquellas investigaciones de los amantes de las momias y piedras, que al menos Oriente representa el comienzo de los conocimientos que llamamos humanos, no solo de la historia en sí, sino del poder de relatarla, cantarla, o volver el sonido de la palabra en poesía y así comprendernos como seres vivos del universo. Conocemos los jeroglíficos egipcios o las cuñas mesopotámicas como los primeros antecedentes de la escritura para la transmisión de información, pero previamente y puramente, la forma de comunicación era oral, podría ser en una epopeya, en un poema o en un canto, la forma al final era la misma, hablada.
Una parte de Oriente a la que podemos hacer frecuentemente referencia es a la India, que se encuentra al sur de China, la India será el otro extremo, geográficamente hablando; tal vez nos falte más interés por conocer otras propiedades de lo que ahora es un país, tal vez la única referencia que podemos traer, es el tema de la reencarnación, a Gandhi o la pintura de henna en las manos. Pero la tradición, formas de vida, cultura, organización social y política de esta parte de oriente tiene una raíz igual de profunda de lo que nos aconteció en México en la historia prehispánica. Nuestra imaginación puede tener muchas ideas al respecto de que es la India, y/o si no tenemos ninguna idea al respecto, podemos conocer más a partir de aquellos textos que resolvieron escribirse para que aquello oral, permaneciera.
En el corazón de Asia, se encuentra el río Ganges, uno de los principales en toda esa área planetaria, donde abundan pantanos y cañaverales, ríos tibios que se derivan en un calor que te cansa, con monzones de lluvia masónica y gélidas ventiscas que permiten una fauna mutante. Las civilizaciones antiguas al ser principalmente agrícolas, tienen la necesidad de desarrollarse en las faldas de estos grandes ríos y precisamente en estas condiciones se desarrolla la India.
Se les dice contrastes cuando podemos hablar de situaciones climáticas, fauna y flora que se desarrolla en aquello adverso, y es desde esas adversidades que el ser humano entiende su contexto, su forma de vida y lo que le acontece: la naturaleza. Por lo tanto no es ajeno a nosotros comprenderla e interpretarla, darle un sentido a aquello de lo que formamos parte. En el caso de la India donde existen más de cuatrocientos millones de seres que hablan unas treinta lenguas y múltiples dialectos, en donde se dividen por zonas, por tipos de relaciones familiares, por razas, por espacio geológico, es donde conviven diferentes tipos de tradiciones budistas, hinduistas, brahmánicas, musulmanas, clases dominantes o sistemas políticos, y que obviamente se relacionan con un sistema económico, tienen una comprensión del mundo que forma parte de un patrón determinado, este sobrevive de lo que se conoce como hinduismo sánscrito (E. Rohde, 1978); etimológicamente, la palabra sánscrito, formada por dos vocablos “sam” y “krita”, significa “esmerado, perfecto, impecable”, el sánscrito pertenece a una de las lenguas humanas más antiguas y que al ser escritas se convierten en tradiciones que aún tienen vigencia para aquellos que poseen un recuerdo consistente de las costumbres y creencias ancestrales, aunque hablamos de hace miles de años y no de hace un suspiro en la historia universal.
Comprendemos al mundo hindú porque se encargó de producir una amplia y poética literatura que nos permite a grandes rasgos interpretar el desarrollo de sus modos de existencia como civilización, asumimos que en algún momento nos interrogan esas dudas que nos permiten invitar a la fantasía, pues lo relacionado al “lejano oriente” parece místico y profundo.
Resulta más sencillo cuando empezamos a conocer a un nuevo amigo, aprender primero qué le gusta, es más fácil tener comunión con una persona cuando sabes cuáles son sus preferencias y la preferencia del hinduismo está en la obra de El Bhagavad Gita, texto en sánscrito religioso y filosófico, el más conocido, por cierto, pues todos hemos escuchado la canción de The Beatles “oh hare hare, oh krishna krishna”. Quién sabe qué confusión hubo en estos miles de años que solo encontramos relación con esa palabra: Krishna (vishnu o shiva), “hare hare”; Bagavad Gita por nombre significa “La Canción del Bendito”, que presenta una alegoría y resulta ser uno de los ocho clásicos de la literatura sagrada, escrito alrededor del año 300 a. n. e. pero como describimos antes, transmitido de forma oral por muchísimo más tiempo.
El Bagavad Gita nos relata que la figura de Krishna -avatar religioso hindú, como para nosotros es Jesús-, era un guerrero que no deseaba pelear, prefería la paz sobre la violencia; este guerrero, resulta ser la reencarnación de un dios, octavo avatar de Vishnu, quien lo dirige, ciertamente, en sus pensamientos. Krishna tenía que aceptar que al nacer en una casta guerrera no podía rechazar su destino, no debía temer de matar al enemigo pues para comprenderse en el universo, uno de los principales ideales es saber que el cuerpo no tiene importancia, pues el hecho de aniquilar el cuerpo no lastima el alma, y la única forma de salvar el alma es cumplir con tu deber en este paso corporal de la vida. Krishna debía cumplir con su deber de guerrero.
Hay varias diferencias entre las tradiciones y religiones que describen estas creencias respecto a la vida, la muerte, la existencia y esos temas importantes que generan una filosofía representativa de una civilización, podemos discutirlo de ser posible, pero ahora lo que nos corresponde es comprender que el Bagavadgita no solo relata las aventuras de Krisha, un personaje histórico que parece haber existido (que pasa por un proceso de deificación), y que no solo aparece como referente de este texto, también se menciona en los Vedas y en Mahabarata, epopeyas del conjunto de textos sagrados para los hindúes, este texto resulta ser una serie de reglas éticas y morales, que parten de un guerrero que cuestiona su acontecer durante sus batallas y que desarrolla al platicar con Arjuna.
Krishna en un momento de iluminación mental, le revela a Arjuna, su mejor amigo, una serie de conocimientos para alcanzar un espíritu supremo, a estas enseñanzas se le nombran yoga imperecedero, pues como la palabra lo muestra, ha permanecido durante la historia humana; y no, el yoga no son sólo posiciones extrañas que solo malabaristas y contorsionistas pueden hacer.
El yoga es una acción, no una en concreto, si no aquella que por la autodisciplina te permite un estado brahmánico, es decir un estado de concentración, de paz interna, de tranquilidad, de plenitud. El yoga es armonía, buscar la perfección en todo cuanto se hace, así se conoce el gozo de la eternidad, una visión percibida por la razón; cuando todos los deseos se hallan apaciguados, silencias todos tus pensamientos uno puede verse así mismo en todos los seres y a todos los seres en su corazón. El yoga en términos simples, es una acción, no una metáfora, por ejemplo, la concentración en una actividad concreta: barrer el patio, leer un libro, diseñar una estructura, comprender la lógica numérica, realizar un tipo de arte, es todo aquello que te de goce, no de sentidos, más bien de intelecto, como desarrollar la capacidad de transmitir información, el yoga para quien escribe este texto, es escribirlo.
“El gita propone la acción como agente catalizador y estabilizador de la sociedad; y hace notar que existe cierta interdependencia ética de los diversos constituyentes sociales y subraya el papel que juega la autodisciplina y el trabajo en la vida moral y social del individuo. Es decir, que todos deben de actuar para cumplir con el dharma, destino labor social asignada, practicando la autodisciplina que mantiene alejadas de las mentes las ambiciones terrenales mientras el individuo actúa.” (E. Rohde, 1978,)
La acción, es yoga, y es la enseñanza de Krishna.
El gita tiene un mensaje para todos, de todas las edades y condiciones, acercarnos a los conocimientos antiguos nos permiten el crecimiento del alma o de aquello que llamamos también mente, quien puede rechazar aquello que te permite la paz espiritual, por ello existen las religiones, hoy aprendimos de la que nace en este mundo alterno y nada lejano a las virtudes humanas universales procedentes de la India.
Tal vez en otra ocasión podemos hablar más acerca del Yoga y su significado filosófico. ¿Cuál es tu yoga?
Referencia Bibliográfica.
E. Rohde, T. 2. (1978). La India Literaria (Porrúa ed.). Mascaró, J. (1962).
Bhagavad Gita (Debate ed.). Versión de Juan Mascaró.
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